Lo que queríamos de niños y tememos de adultos

De pequeño, cuando tenía entre siete y nueve años, cada noche a las nueve me sentaba ansioso delante del televisor para ver unos dibujos que me tenían fascinado. Iban sobre un niño que abandonaba su casa para vivir aventuras. Durante el camino aprendía cosas, se hacía más fuerte y encontraba grandes amigos.
Muchos ya habréis adivinado de quién hablo: efectivamente, Goku y Dragon Ball.

¿Coincidencia?

Cuando era pequeño me flipaba esa serie… y lo curioso es que con 21 años sigue haciéndolo. Dragon Ball, El Señor de los Anillos, Piratas del Caribe… Todas esas historias me marcaron a mí y a miles de personas.
Tienen algo en común: un protagonista que abandona lo conocido para emprender un viaje lleno de peligros, decisiones difíciles y crecimiento. Un viaje que, al final, le da lo que todos buscamos: sabiduría, fuerza, amistad y un sentido de vida.

El camino esta marcado

¿Cómo no vamos a querer nosotros vivir algo así? Salir a explorar el mundo, descubrir quiénes somos, encontrar nuestro propósito…
Pero la realidad es que la mayoría nos quedamos con las ganas. Yo mismo escribo esto desde la habitación en la que llevo 21 años viviendo, y probablemente pasaré unos cuantos más aquí.

Salir del camino que la sociedad marca no es fácil. Hace falta valor, claridad y, a veces, un poco de locura. La familia, los amigos, la comodidad… todo nos empuja a quedarnos donde estamos. “¿Qué dirán?”, “¿Y si sale mal?”.
La aventura más grande que yo he hecho fue ir a buscar setas solo, a un bosque a una hora de casa. Mis abuelos se preocuparon, mis padres me repitieron mil veces que tuviera cuidado. Imagínate si dijera que quiero irme al otro lado del mundo.

Una vida segura, pero sin aventuras

Vivimos en una sociedad que no deja mucho espacio para la aventura. Si te quedas en tu pueblo o ciudad, puedes conseguir fácilmente un trabajo, una casa, estar con tus seres queridos. ¿Por qué querrías irte?
Todo está bajo control. Nuestra vida es muy segura. Incluso cuando viajamos, los viajes están planificados al milímetro, sin riesgo, sin imprevistos. ¿Quién querría correr riesgos de manera voluntaria?

Y, sin embargo… hay algo dentro de mí —y creo que dentro de muchos— que aún siente esa chispa. Esa voz que dice: “quiero vivir algo más”.

Una pequeña teoría

Quizás soy el único que lo siente así, o quizás tú también. No tengo respuestas ni fórmulas mágicas.
Pero sí tengo una pequeña teoría: las oportunidades para vivir aventuras aparecen disfrazadas de decisiones incómodas.
A veces la vida te pone delante algo que da miedo o incomodidad, y justo ahí está el inicio de tu historia.

Así que, si alguna vez notas esa chispa dentro de ti, no la apagues del todo. Quizás no sea el momento de abandonar tu casa como Goku, pero sí de decir “sí” a algo que no tenías planeado. Quién sabe, puede que ahí empiece tu propia aventura.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *