Desinstalé Instagram… y no lo hecho de menos

Actualmente tengo Instagram desinstalado del móvil. Noté que me robaba más tiempo del que me gustaría en los reels y decidí borrarlo. La verdad: no lo echo en falta. Han pasado semanas y no he tenido ningún “mono” ni ganas de volver a scrollear.
Es verdad —y hay que decirlo— que el tiempo que antes gastaba en reels, probablemente ahora lo gasto en shorts de YouTube, pero eso no importa.
Hoy no quiero hablar de productividad.
Quiero hablar de algo que me raya mucho más: las comparaciones.

Volver a Instagram después de mucho tiempo

Hoy, después de bastante tiempo, he abierto Instagram. Lo que me he encontrado han sido un montón de historias y publicaciones acumuladas.
Me he puesto a revisarlas poco a poco, prestando atención a los detalles, viendo qué hacía gente con la que hacía mucho que no hablaba.

Y me he llevado una sorpresa. No sé si buena o mala. En teoría debería ser buena, pero no me deja esa sensación.

He visto a más de uno, más de dos y más de tres… haciendo cosas que de verdad me han sorprendido.

Gente a mi alrededor que empieza a despuntar

Unos amigos que hace tiempo que no veo están sacando adelante una empresa que parece irles muy bien. Otro ha sido fichado por un equipo de bicis con más de 50k seguidores. Otro amigo ha abierto un gimnasio.

A lo que voy: parece que bastantes ya están empezando a despuntar, a triunfar.

Y digo parece por lo de siempre:
Lo que se ve en Instagram no es la realidad completa. No digo que sea mentira, pero tampoco es toda la realidad. Es solo la parte bonita. Y está bien, lo entiendo: es el juego, y yo sería el primero que publicaría las cosas buenas que me pasan.

Saberlo no evita que duela

El problema es que yo sé esto. Tú probablemente también.
Pero aun sabiéndolo… duele.

Y duele por dos motivos:

1. Parece que te están pasando la mano por la cara

Que te estás quedando atrás.
Eso genera una sensación de ansiedad que no es agradable. A nadie le gusta quedarse rezagado.

Esta es la primera lectura, la más obvia. Y si la piensas en frío, no duele tanto si tú también estás trabajando en tus proyectos. Porque aunque sepas que quizá no avanzas tan rápido, confías en tu proceso.

2. La pregunta incómoda: ¿por qué no me alegro?

Esta es la que más me raya.
¿Por qué no me alegro por ellos de forma natural?
Conscientemente sí, obviamente me alegro.
Pero no es mi primera reacción en caliente.

¿Por qué somos así? Una explicación sencilla

Intento analizar las cosas llevándolas al punto más básico posible.

Y aquí se me ocurre una explicación muy simple:

Estamos programados para sobrevivir.
Si vemos a gente de nuestro entorno aprovechar oportunidades, nuestro cerebro interpreta que esas oportunidades ya no estarán disponibles para nosotros, y que eso nos deja en peor posición.

Pero da rabia.
Da rabia pensar que tu felicidad no depende solo de ti, sino de cómo estás en comparación con los demás.

Si fueras tuerto, seguramente no te gustaría…
pero seguramente lo llevarías mejor si el resto fueran ciegos.

La trampa de compararnos con quien tenemos cerca

Parece que nos conformamos con estar como mínimo al nivel de quienes conviven con nosotros: familia, amigos, compañeros de trabajo.
Y eso es una mierda, porque si lo piensas… te empuja de cabeza a una vida conformista.
Una vida donde, una vez ya estás un poco por encima de los que te rodean, deja de tener sentido seguir mejorando.

Por eso pasa:

  • Que a tanta gente que intenta cosas nuevas se la critica.
  • Que a quien estudia más se le llama empollón.
  • Que se intenta rebajar al que destaca.
  • Que yo mismo he sentido rabia hacia gente que se esforzaba más que yo.

A eso se le llama envidia, y todos la hemos tenido alguna vez.

Conclusión: no te compares, sigue tu camino

Creo que es importante hacer esta reflexión por lo menos una vez en la vida.

Ver el valor de quienes intentan cosas nuevas, tomarlos como ejemplo, no como burla.

Y, sobre todo, entender que es inútil gastar energía angustiándote por ver a otros que parecen mejores que tú.

Simplemente sigue tu camino, no te compares y confía en ti.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *